Las impresoras 3D particulares existen desde hace tiempo y España es el país europeo con más propietarios de este peculiar objeto. Es más, Zaragoza es una de las ciudades, junto a Madrid, en las que existe un mayor movimiento por potenciar las impresoras 3D de fabricación propia. Y mejor aún: existe una comunidad muy potente de usuarios que se prestan ayuda para imprimirse sus propias impresoras 3D.
La idea sorprende pero no tanto si se tiene en cuenta que las impresoras 3D surgieron a raíz de una tesis doctoral de un alumno que pretendía crear una máquina autorreplicable. No resultó del todo verdad porque los motores, la placa y algunas piezas más hay que comprarlas ya fabricadas, pero el invento resultante emociona a frikis de todo el mundo y suena increíble para el resto de los mortales.
'Padre'
La primera llegó a España hará año y medio y fue adquirida por la Universidad Carlos III de Madrid. El profesor Juan González-Gómez(Obijuan en sus videotutoriales) pidió una subvención y en marzo de 2011 compró una cara impresora americana ya fabricada. Rápidamente pasó a llamarse Padre.
Madre llegó poco después y, como Eva, sus costillas salieron de las entrañas de Padre, que las imprimió.
Después, y gracias a los tutoriales de Obijuan en internet, comenzaron a imprimirse más hijos y el número de particulares con impresoras propias en España se multiplicó. Y es que el coste de crearse una de estas máquinas uno mismo ronda los 500 euros(por el motor, la placa...) y resulta mucho más económico que comprarse una.
En Zaragoza tenemos, por ejemplo, a Gandalf, hijo directo de los Adán y Eva de las impresoras españolas. Una impresora 3D que imprime objetos de hasta 20x20x20 cm y que resulta "bastante promiscua" según bromea su creador, Alberto Valero Gómez, antiguo compañero del profesor de la Carlos III y que hoy en día trabaja para la spin-off de la Universidad de Zaragoza BitBrain Technologies.
"Tiene ya unos 20 hijos", cuenta este ingeniero que, durante su época como profesor universitario ayudó a sus alumnos a imprimirse las piezas y fabricarse sus propias impresoras de objetos. Su último descendiente se llama BBBOT y, todavía en fase de últimos retoques, es la nueva adquisición de BitBrain.
Máquinas de prototipado rápido
Estas máquinas no solo sirven para jugar e imprimir curiosos juguetes, sino que gracias a su gran precisión (punta de 35 o 25 mm) resultan de gran utilidad como máquinas de prototipado rápido. Ingenieros, diseñadores y arquitectos pueden utilizarlas para imprimir sus propias piezas.
"Esta pieza por ejemplo, si la mando fabricar me tarda dos semanas y me cuesta unos 50 euros dependiendo del material, si la imprimo yo tardo una hora y me gasto 50 céntimos", explica Valero mientras sostiene uno de los engranajes de la impresora.
El material: unos económicos hilos de plástico que pasan por unaespecie de manga pastelera a 200 grados centígrados. La solidificación es casi inmediata y la consistencia final bastante impresionante, aunque depende de si el objeto es hueco o compacto: "Yo no fabricaría un coche con este material pero si consigues romperla te regalo la impresora" dice el ingeniero ofreciendo la rueda.
Comunidad de 'clones'
El proyecto Clone Wars, iniciado por el propietario de Padre, es un grupo dentro de la comunidad mundial de impresoras 3D (RepRap) que cuenta ya con 580 miembros y que trata de documentar en español todo lo necesario para que cualquiera pueda construirse la suya propia. Además, ofrece información sobre los miembros del grupo que tienen una para que los 'clones' se ayuden unos a otros a imprimir las piezas necesarias para fabricar nuevas impresoras.
De las 119 impresoras registradas en el árbol genealógico de Clone Wars, 19 son de adquisición directa a alguna empresa de Estados Unidos (como Padre) y las otras 100 (entre las que se encuentran Gandalf, Marvin, Matrix o La Cosa) son de fabricación e impresión propia.
Congreso en Zaragoza
Pablo Murillo es el responsable de Clone Wars en Zaragoza y además fundador de Arduteca, un foro de desarrolladores de electrónica de origen aragonés y el más importante a nivel nacional, según asegura Alberto Valero, el creador de Gandalf. Sus participantes se reúnen cada fin de semana para intercambiar conocimientos en el ámbito de las impresoras 3D y presentar sus nuevos diseños.